Hoy te vi salir de casa muy alegre camino hacia una ciudad cercana bajo la razón de trabajo y convivencia familiar. Así supe que en cada uno de tus pasos que te alejaban, mi mente se relajaba y discernía que añoraba un tempo en soledad.
La rutina confrontada con el tiempo mata sensaciones que no podemos experimentar a cada instante. Por ello esta coyuntura me resultó por demás necesaria.
Tomo mis cosas, sólo lo que básico y parto hacia cualquier lugar en búsqueda de algo que aún no conozco, apagaré el teléfono, por unas horas no sabré de nadie… Más que de mí. Suspirando pienso que a veces necesito mi espacio…

Es sacrosanto querer tu propio espacio para escuchar el silencio y los latidos del corazón.
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De vez en cuando es gratificante la soledad…
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El espacio es sagrado, a veces se tiene que luchar por él. Primero es el espiritual, después encontrarás uno físico a tu modo y manera. Abrazo.
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