Sentada en mi ventana, observando el volcán cercano sin nieve a pesar del frío que traspasa las paredes y hace que las plantas se marchiten, pude ver por fin algo interesante.
El alma de la vida misma, mis ojos percibían los tonos de lo circundante, desde el cielo hasta el más pequeño insecto… Si tengo que admitirlo, ayer estaba feliz sin razón, que sonreía al tomar simplemente una infusión.
Increíblemente… ayer me sorprendí
